No puedo ser lo que todos esperan que sea, aunque no sé si eso realmente importa, si ser como todos quisieran que fuese serviría de algo, si eso haría más soportable el dolor de todas.
Días como hoy son los peores, porque no paro de sentir un poco de culpa por todo lo que pasa, podría ser mejor de lo que soy, podría hacer más de lo que hago, pero siento como si no pudiese hacer nada. Días como hoy son los peores porque pienso, son días en los que no paro de pensar, en los que no hago otra cosa que pensar y sentir lástima de mi misma, de mi vida. Días como hoy son los peores porque siento demasiado, pero no lo dejo ir, no lloro y todo pesa, pesa mucho más si no lloras. Días como hoy son los peores porque no sé a quién contarle. Días como hoy son los peores porque necesito miles de abrazos que me den fuerza, que me hagan sentir que nada está tan oscuro, ni tan vacío y que incluso la más helada de las soledades hay un poco de tibieza. Quiero abrazos mentirosos, porque todo esto sería mentira, pero en días como hoy lo único que necesito es creer en algo, incluso si no es real. Quiero abrazos silenciosos, porque todo lo que agreguen me va a hacer sentir mal, pero quiero sentir que alguien esta para juntar mis pedazos. Días como hoy son los peores porque no soy ni la mitad de lo que suelo ser, porque no me reconozco, porque pierdo identidad y no soy nada más que este dolor inmenso, este miedo terrible. Días como hoy son los peores porque estoy más fuera que dentro de este cuerpo, son los peores porque me siento gris. Estoy a punto de llover, pero no lluevo.
No quiero nada de él más que sus brazos, para que me alejen de este frío. No quiero nada de él más que sus oídos, para poder soltar todos los monstruos que me persiguen. No quiero nada de él más que su risa, para que invite a la mía a jugar. No quiero nada de él más que su voz, para que sus palabras desenreden mi mente y sus canciones calmen mi alma. No quiero nada de él, sólo sus lágrimas, quiero que llore lo que yo no puedo llorar, quiero llover en su vida y que después ninguno necesite llorar.
Lo necesito todo de él, todo lo que no puede de dar, todo lo que me alegra que no me de, porque no quiero nada de él más que refugiarme en este deseo, más que esconderme del dolor en este sentimiento.
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